ACTIVIDAD DOCE CUARTO PERIODO NOVENO GRADO.


                                                                              C.E.D. JAIRO ANÍBAL NIÑO

Resoluciones de aprobación: 080232 de agosto 1 de 2012, 5581 de agosto 11 de 1997 y 196 de enero 28 de 2008

NIT: 830.063.598-3 DANE: 111001027405

ASIGNATURA:

Ciencias Sociales

GUÍA DIDÁCTICA No.

12

FECHA DE ENTREGA:

viernes, 8 de OCTUBRE 2021 6pm

 

NOMBRE DOCENTE:

DIEGO MAURICIO FARFAN AVILAN

diegofarfanavilan@gmail.com

NOMBRE ESTUDIANTE:

 

 

GRADO:

NOVENO

PERIODO:

cuarto (4)

JORNADA:

Tarde

 

TEMAS Y/O SUBTEMAS:


Cartografía General

La formación del Estado colombiano.

• La organización del nuevo Estado.

• La sociedad colombiana del siglo XX.

• Economía y cambios sociales.

• Los modelos políticos de finales del siglo XX.

DESEMPEÑO:

Realiza construcción de planos y mapas ubicando en ellos convenciones.

Identifica los procesos sociales, culturales y políticos ocurridos en Colombia durante el siglo XX y los compara con algunos procesos ocurridos en el resto del mundo.


RECURSOS: internet, guías.


                                     La guerra de los mil días y la perdida de Panamá.

Por Miguel Ángel Urrego
Instituto de Investigaciones Históricas
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo

La Guerra de los Mil Días tuvo un impacto significativo en los procesos constitutivos de la nación. El primer hecho por resaltar fue que la guerra surgió como respuesta a una concepción excluyente sobre la nación y el Estado Nacional. Para el Partido Conservador y la Iglesia la forma más acabada de nación tenía un principio: solamente una manera de imaginar la nación era aceptable y todo lo demás era ajeno a la nacionalidad y fuente de su disolución. En dicha noción de orden no cabían los liberales.

La Guerra de los Mil Días estalló como respuesta a este modelo excluyente de construir la nación. Para la fracción liberal guerrerista el levantamiento armado era una legítima vía para detener a la Regeneración y la única forma de defender su proyecto histórico.

La segunda relación entre guerra y nación que queremos destacar es la que existe entre nación y territorio. El conflicto, a diferencia de los que se sucedieron en otros países, no culminó con una presencia del Estado a lo largo y ancho territorio. La guerra no permitió la unificación del territorio bajo una de las banderas en disputa ni garantizó la hegemonía del Estado, por el contrario, los ejércitos conservadores abandonaron las zonas de conflicto sin dejar tras de sí una fuerte presencia de las instituciones del Estado, tal como aconteció en Panamá, y tampoco modificó sustancialmente, en beneficio de los campesinos, las estructuras
sociales y económicas.

La guerra encontró a un Partido Liberal imposibilitado para enfrentar el zarpazo yanqui sobre el Istmo, aunque sabía desde mediados de siglo el interés de Estados Unidos por apropiarse el canal, y a un Partido Conservador cuyo proyecto de nación se limitaba al altiplano andino. Por ello, el resultado de la guerra, desde la perspectiva de la relación nación/territorio, no podía ser otro que la pérdida de Panamá y una insignificante demostración nacionalista del bipartidismo.


Un tercer aspecto de la Guerra de los Mil Días por destacar fue que tuvo un carácter internacional. Por un lado, Panamá se convirtió en una región en disputa no solamente por el choque directo entre liberales y conservadores sino que Estados Unidos intervino directamente inicialmente con la intención de “garantizar” la “seguridad” del canal y del comercio internacional y posteriormente con la fabricación de la independencia del Istmo. Por otro lado, existió un respaldo importante de gobiernos liberales de la región a sus similares que estaba en guerra en Colombia.

A partir de la Guerra de los Mil Días la noción de soberanía se diluye por las necesidades del conflicto. La intervención extranjera se legitima, paradójicamente, en nombre de la defensa de los intereses de la nación. Para el conservatismo era claro que el liberalismo, como manifestación de una internacional satánica, no podía soportar que un partido le reconociera plenas garantías a la Iglesia, de allí que sobre él recayera toda la responsabilidad del debilitamiento de la nación. Para el liberalismo guerrerista, la necesidad de ganar el conflicto lo llevó a buscar y aceptar el apoyo de países donde gobernaban también liberales, no obstante con esa actitud inauguró una era de apoyo de gobiernos vecinos a causas que consideraban justas.

Con la Guerra de los Mil Días el conflicto interno no puede concebirse al margen del contexto internacional, y especialmente de la distribución de fuerzas políticas en la región. Por ello, permanentemente las fronteras se convierten en zona de tránsito de insurgentes de todo tipo y los gobiernos vecinos en actores o mediadores del conflicto interno.


En cuarto lugar la Guerra de los Mil Días culminó, como la mayoría de las guerras que le antecedieron, sin vencedor definitivo. A diferencia de la Revolución Mexicana, el conflicto colombiano no permitió que la violencia de la guerra fuese superada simbólicamente por el bando vencedor ni tampoco que el control del Estado fuese puesto al servicio de un proyecto que propusiera una catarsis para fundar una nueva nación. De manera que el esfuerzo de tres años de combates, cientos de muertos y destrucción de los campos se perdió en el limbo de un acuerdo de paz entre élites, el abandono de su proyecto histórico por parte de los liberales y la consolidación del proyecto de La Regeneración. Por ello, contrario a lo que pudiera pensarse, el fin de la guerra no significó la superación de la violencia en el accionar de los partidos ni en el imaginario político.

La manera como los colombianos participaron en la guerra se hizo desde el lugar que los proyectos políticos del siglo XIX les habían otorgado. Los campesinos, de cualquier edad, asistieron a la guerra siguiendo, como en otros conflictos, a los dueños de las haciendas, a los gamonales de pueblo. Por su parte los jóvenes estudiantes radicales y los terratenientes se vincularon a los combates reclamando el derecho a ejercer el mando y orientar militarmente a los hombres en armas.

El último aspecto en el que nos queremos detener es en el desarrollo de la guerra misma. En lugar de concebirse la insurrección en términos de un ejército liberal que se enfrenta a uno conservador se presentó como una montonera de insurrectos acaudillada por unos “principitos”. En este sentido la Guerra de los Mil Días fue “otra” guerra de los “supremos”. En ella los altos mandos fueron ejercidos por miembros de las élites políticas y sociales que se resistieron a someterse a la autoridad de un jefe militar y prefirieron actuar bajo la forma de guerrillas.

De igual manera los combates se realizaron en muchos casos al margen de las conveniencias estratégicas y generalmente por el impulso, la valentía y el arrojo. El inicio de la guerra aun sin contar con armas, las acciones de Rafael Uribe Uribe en Santander, el primer intento liberal de toma a Bucaramanga, la batalla de Peralonso, etc., son solo algunos pocos ejemplos donde se evidenció la concepción que sobre el país y el conflicto tenían las élites. Las condiciones en que asistió el Partido Liberal a la guerra evidenciaban las contradicciones de su proyecto político a finales del siglo XIX, la existencia de fracciones, la ausencia de una dirección que respondiera adecuadamente a la coyuntura que vivía el país.

Paradójicamente la crisis del liberalismo culminó con su derrota en la guerra, con el abandono del proyecto radical decimonónico. Este abandono se materializó en la manera como los más importantes dirigentes del liberalismo pactaron la paz, en la decisión de colaborar con los gobiernos conservadores y rechazar a quienes persistían en lo que en ese momento aparecían como las viejas ideas. Sin embargo, lo más importante de esta transformación fue que el liberalismo se acomodó a lo que la Hegemonía Conservadora
le brindaba en su limitada concepción del Estado nacional.

La derrota liberal dejó al país sin condiciones para generar una producción simbólica que se pudiera anteponer al modelo de la Regeneración que explicamos en artículos anteriores. Bajo estas condiciones se mantuvieron las acciones que reforzaban la visión hispanizante, católica, centralista e intolerante de la nación, la cual estuvo vigente hasta finales del siglo XX.

Tomado de: https://cutt.ly/jEEOkD1

Observa el siguiente video:



ACTIVIDAD

1. Hacer la lectura del articulo anterior y un breve resumen del video.
2. Buscar y escribir que fue la Guerra de los mil días, antecedentes, causas, hechos consecuencias de este momento histórico.
3. Realizar una caricatura que represente la Guerra de los mil días.
4. Buscar y escribir cuales fueron los hechos mas importantes, antecedentes, consecuencias de la separación de Panamá.
5. Realizar una caricatura que represente la perdida de Panamá.
6. Buscar y escribir cinco personajes importan que hayan tenido participación en la guerra de los mil días y la perdida de Panamá.


PARA RECORDAR:
1. Todos los trabajos deben ser enviados al correo diegofarfanavilan@gmail.com
2. No olvidar que esta actividad debe ser presentada el viernes 8 de octubre, hora máxima  6pm.
3. Al remitir la actividad escribir el numero de taller ejemplo: "envío taller número nueve, tercer periodo,  ciencias sociales".
4. Escribir nombre completo y curso de la persona que envía la actividad.


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